22 agosto 2006

Otra vez...

Siempre sostendré mi principio de que el domingo es el peor día para atender el bar, se llena de borrachos y de pretendidos artesanos que, como siempre dije, me caen muy mal. Esto no sucede cuando hay fin de semana largo y los domingos son similares a los sábados; ante esta situación fui a atender el bar sin tanta mala onda, previendo una noche tranquila.

Estaba abajo, a eso de las 23, esperando la medianoche para abrir el piso de arriba cuando entra un tipo, pide una cerveza y, cuando mi compañero le pregunta si tiene una moneda de $1 para darle más fácil el vuelto la pone sobre la barra con tanta fuerza que hizo un ruido que todos se dieron vuelta.

-Ya destapé la cerveza, sino lo sacaba de los pelos- Me dice, aunque conociéndolo se que nunca hace esas cosas, él es un hombre de paz.

Media hora después voy al baño y, cuando intento abrir la puerta la empujan de adentro para que quede cerrada, igualmente entro y veo a este impresentable tomando merca. Ni siquiera se dió cuenta de que yo era el mismo que estaba detrás de la barra. Decido no echarlo y que se la arregle mi compañero, en todo caso lo ayudo.

-Ehh loco, querés un poco?- Creo que le alcancé a entender.

Le agarro la bolsa, hago como que la pruebo y le digo:

-No, gracias, de la barata yo no tomo.-

Salgo del baño y voy a la barra a contarle a mi compañero el barman de pelo largo para que esté atento y no le venda más cerveza.

Abrí a las doce arriba. La noche estuvo tranquila hasta la una, cuando el tipo este sube y empieza a molestar a cuanta persona había, después intenta comprarme una cerveza:

-Dame un cerveza loco...-

-No-

-¿Por qué si te la voy a pagar?-

-Andate por las buenas pedazo de pelotudo, no hagás que te tengamos que pegar-

Una rubia que estaba sentada frente a la barra (me perdonarán las que no lo merezcan, pero tenía que ser rubia para ser idiota) dice:

-¿Che, porque lo tratás así?-

Mi respuesta fue salir de la barra y empezar a empujar al tipo, que se volvió loco y empezó a tirar trompadas y patadas para todos lados, los demás clientes se corrían resguardando más sus cervezas que sus mujeres, seguía intentado pegarme pero no lo logró gracias a mis largos brazos que mantienen a cualquiera a distancia segura; hay que tener en cuenta que yo estoy trabajando y no puedo pegarle a nadie, sólo me defiendo (bahhh, más de una vez pegué, pero no es mi estilo ni me gusta).
En ese momento logro sujetarlo doblándole el brazo, lo tomo del pelo y lo aprieto contra la pared:

-Andate de una vez porque te tiro por la escalera, no vas a ser el primero ni el último- Le digo al oído y lo suelto para que se vaya. El tipo se dió vuelta para intentar pegarme de nuevo, se sumaron dos clientes y entre los tres no lo podíamos sostener de lo pasado de merca que estaba; hasta que uno lo logra tirar al piso y ahi... enloquecido por la adrenalina de la pelea, semicegado por las ganas de pegarle salto con mi pié apuntando directamente su cabeza (es necesario aclarar que calzo 45 y tenía puestos botines con punta y suela de acero). Por suerte primó la conciencia y logré desviar el pié y sólo pegar justo al lado de su cabeza sin tocarlo, como forma de amenaza.

Recién después de todo eso, que duró casi cinco minutos, subió el barman de pelo largo y lo bajó él junto con dos clientes más.

Fue una lástima, el bar venía con una excelente racha de varias semanas sin peleas, pero bueno... tarde o temprano tenía que pasar, la noche es así.

5 comentarios:

Celeste Sánchez Goldar dijo...

Sr. Bartender, su trabajo es como un largometraje de Nico.
Quitándole la emoción, el pelotudo merecía que le quebrara algún miembro o, porque no, la columna, pero bueno, por suerte, como usted dice, primó la conciencia. No vale la pena ensuciarse sus 45 con esa mierda.

Esther dijo...

¡ Madre mía! ¡ Qué situación más incómoda y horrible! No me gustaría ver una escena así.
Mucha valentía tuviste para enfrentarte a él, yo veo a un tipo así y por dentro me muero de miedo ; intentaría darle todas las bebidas que quisiera con tal de que me dejase en paz y no me arrancara la cabeza.

Saludos.

Gir dijo...

....todo trabajo implica riesgo, pero cuando es mayor la satisfaccion, vale la pena la exposicion a ese tipo de incidentes. La adrenalina te saca fuerza y corajes escondidos, y suele ser peligrosa cuando no se sabe controlar, buen auto-control. bye

Alabama Worley dijo...

Me sumo a la moción de la amiga TT, nada de andarse ensuciando la vida con seres de esa calaña (aunque le digo, al del chipote, yo le hubiera dado de patadas en las partes hasta agotarme en respuesta a sus acciones... pero usted vió como es esto... uno que tiene la sabiduría de un monje budista, se serena y continúa con su vida.-

silvi a. dijo...

Lo hubieras echado cuando lo viste en el baño, te ahorrabas la bronca que vino después.