27 septiembre 2007

Deutsch in der Nacht

Miércoles de la semana pasada, medianoche, el Yaya y yo tomamos una insípida Sprite mientras observamos, desde la platea que es la barra, el espectáculo del choque de culturas en todo su explendor.
Dos alemanas de aproximadamente 20 años entran temerosamente al bar y se sientan frente a la barra:

- Ceerrrveza Brahma litrouu por favour-

Siempre atentos a la presencia de huincas por estos pagos, dos parroquianos treintañeros, conocidos sedientos del tugurio, divisan a las germanas y se acercan a ellas cual Drácula con sus colmillos apuntando a la yugular de Lucy.

La charla no parecía muy fluída dado el nulo español de ellas y el poco alemán de ellos, apenas consistente en palabras tales como ja, Die Toten Hosen y Jürgen Klinsmann; palabras que por más que uno se exprima el cerebro es muy dificil combinar para lograr una charla coherente, sobre todo si dicha charla tiene pretensiones de llevar el vínculo e intercambio cultural por los caminos de la posición horizontal.

Los dos parroquianos terminaron bebiendo fernet barato de la jarra sólos en un rincón y las alemanas vieron algún ario exponente pasando por la vereda y fueron tras él, sin ninguna pretensión de conocer la tan mentada fama latina.

23 septiembre 2007

La Entrada

Hace un par de años, un día que la tarde me encontraba sentado del lado de los clientes del bar hablando con el Barman de Escasa Estatura llega un asiduo concurrente, trabajador del ambiente teatral cordobés.

-Buenas. ¿No ha llegado mi novia?-

-No, no vino, sentate un rato y esperala tomando algo con nosotros.- Ofreció el siempre amable Barman.

-Bueno, me siento. ¿Saben una cosa? Tengo una sola entrada para ir a ver a Marcel Marceau, actúa dentro de dos horas; y como mi novia me quiere ver y yo no quiero que se quede sóla acá en el bar no voy a ir.- Dijo ante nuestras asombradas caras sabedoras de que Marceau ya pasaba los 80 años y las entradas pasaban los 80 pesos.
En eso entra al bar la novia del desafortunado con cara de felicidad y los dos se sientan en la última mesa del bar. A los cinco minutos él viene a buscar una cerveza, la paga y deja sobre la barra, cual propina, la entrada para Marceau. -Úsenla, yo no voy, se las regalo.-

El Barman de Poca Altura la agarró, la miró de cerca con deseo y me la dió:

-Toma flaco, yo estoy trabajando y vos de franco, la suerte te favoreció, andá a verlo.-

Fue la última vez que Marcel Marceau actuó en Argentina. Hoy, en Francia y a los 84 años cerró los ojos y calló para siempre quien logró hacer poesía con el silencio.

21 septiembre 2007

Obligatio rei

Las salidas elegantes, muy elaboradas y con pretensiones de extrema solemnidad por parte de los borrachos suelen deparar episodios memorables.

Sorpresivamente ayer pasó de visita El Arzobispo luego de su internación de dos semanas en Terapia Intensiva.

-Hola, dame ya una cerveza y andá sabiendo que no te la voy a pagar. Salí esta mañana del hospital y estoy mas seco que Santiago del Estero en junio.- Dijo imponiendo su autoridad a la que nadie puede negarse, las dignidades eclesiásticas imponen respeto.

Le invito una cerveza (luego se multiplicaría varias veces) mientras charlamos sobre varios temas. En lo mejor de la charla hace su ingreso al bar un molesto frecuente, famoso por nunca tener para pagar.

-Ese me debe. Apenas saque para comprar cerveza le quito la plata- Amenaza El Arzobispo.

Cuando el sujeto se acerca lo increpa a viva voz.

-Che, vos me debés plata así que mas vale me pagues ya-

-Si, si, me acuerdo que te debo, pero justo hoy no tengo ni una moneda.- Intenta defenderse el deudor, que evidencia al hablar que ya lleva varias horas bebiendo en algún otro lugar.

-No me importa, quiero que me devuelvas lo que es mío.-

El deudor piensa, se toma la frente, balbucea algunas incomprensibles palabras y finalmente actúa:

-Ya se como vamos a hacer para que no haya ningún problema. Prestame un papel y una lapicera- Me pide.

Se inclina sobre la barra, escribe en forma dificultosa y, al finalizar, lo firma aparatosamente; se lo da al a su acreedor y se retira con gesto de tranquilidad y asegurando el próximo pago.

El Arzobispo lo lee y estalla en risa.

-Con esto estoy salvado- Grita sin poder contener la risa y me entrega el papel. Lo leo y termino riendo a más no poder:

"Yo Jorge. Le devo al Arsobispo seis pesos y se los pago el lunes que biene"

15 septiembre 2007

El Hit

La canción favorita del bar denota el estado mental de sus clientes y trabajadores.
Sobran palabras cuando habla la música.

10 septiembre 2007

Viaje

Ya vuelvo... me fui de viaje un par de días.

06 septiembre 2007

Aburrido

Desde que el Barman de Escasa Altura se accidentó en su moto y tuve que ocupar su turno por las tardes es como si de golpe el bar se hubiese quedado sin historias.

Es poblado por estudiantes universitarios que nunca volverán a entrar, algún que otro oficinista que entra con miedo de que se le manche el traje, parejas de novios ya advertidoas que su relación no durará mucho y otro tanto de personas, pero ningún personaje.

El bar por las tardes es bastante aburrido.