08 julio 2006

Tengo el corazón con "aujeritos"

Jueves, cuatro treinta de la madrugada. Ya cerré arriba y estoy en la barra de la planta baja charlando con mi compañero, el barman de tenebroso apodo, sobre sus próximas vacaciones de invierno.
Muchos clientes no lo notan, pero estando en la barra tenés un panorama bastante amplio del bar y no se te escapa nada de lo que pasa.

Justo en una mesa frente a la barra un cliente de esos muy frecuentes (en adelante el cliente) habla con su novia (ella).
Detrás de ellos y a las espaldas del cliente hay un tipo (el fulano) que le guiña el ojo a ella y le hace sonrisitas a las que ella responde con una leve mueca de sus labios y un cierre de ambos ojos un poco mas largo de lo normal, todo mientras sigue hablando con el cliente.
Con mi compañero nos damos cuenta y comentamos risueñamente la situación, sin imaginarnos lo que pasaría luego.

El fulano sale a la vereda a fumar un cigarrillo y justo después ella le pide al cliente su paquete de Camel y sale a la puerta.
El cliente se queda sentado en la mesa tomando la media cerveza que quedaba y observando al igual que nosotros como el fulano y ella charlan y se ríen en la vereda muy animadamente. En un momento el fulano la tomo por la cintura y ella lo sacó aunque sin mucho convencimiento.
Esta situación duró unos veinte minutos, los fumadores se darán cuenta que no hay cigarrillo que aguante tanto.

Ella entró al bar y le dijo al cliente que quería tomar otra cerveza; él le recriminó que hacía media hora que estaba con otro tipo afuera y, según sus palabras, hasta los de la barra se le estaban cagando de risa.

Fue un instante... tres o cuatro segundos, no más que eso, un pequeño silencio que se produjo entre un tema y otro, un instante donde la música dejó paso al silencio. Justo en ese instante el cliente le gritó sonoramente a ella:

-¡¡¡ Estoy cansado de que me rompas el corazón !!!

7 comentarios:

Alabama Worley dijo...

Hay cosas que sólo suenan bien en las películas, sisi.-

Mr Montoto dijo...

El romance y los bares remiten a ideas contradictorias. Por eso no entiendo la vocación de salubridad que tienen los municipios que se interponen al tabaco en lugares en los que quizá la actividad más sana y edificante que se podría realizar sería fumarse un pucho.

El Bartender dijo...

Yaya, es verdaderamente admirable su encono en contra de la mentada ordenanza, me está llenando de humo el blog.

silvi a. dijo...

Juasssssssssss, que gracioso ese pibe "cliente", es inofensivo, por eso se aprovechan de él.

vivir: No entiendo como llegó, despues de este relato, a hacer semejante asociación.

AnTo.- dijo...

en el bar no venden parches para esos corazones?

El Bartender dijo...

Silvi, el tipo demostró ser inofensivo, pero estéticamente parecía otra cosa: Pelo largo, cara de malo, campera de cuero y moto inmensa.
¿Vivir? Siempre se puede vivir. Me asombra su capacidad de asociación.
Anto, vendemos parches para el corazón y en breve parches de nicotina para el Yaya

Alicia dijo...

Hola "bartender"
de blog en blog de la docta, llegué a este. Y me parece genial. Viví muchos años en Córdoba y extraño horrores sus bares, decime porfir en cual estas!!!!!!!!! asi me pongo un poco nostalgiosa...