30 junio 2006

Sin pena ni gloria

Anoche no trabajé, pero como no puedo dormir de noche me dí una vuelta por los bares de la ciudad para compararlos con el que me tocó en suerte.
En el primero me vacunaron $7 la cerveza. Además, una inmensa foto de un culo terrible presidía el bar, era una propaganda de Speed ¿Será por eso que dicen que produce ataques al corazón? Prefiero las cosas menos explícitas y las cervezas más baratas, terminé la botella, saludé al dueño (al que conozco de cuando lo único que decía era ajó y del que esperaba al menos un descuento) y me fui haciéndome la promesa interna de no volver más.

Me metí en otro bar de la calle Rondeau. El baño consistía en un inodoro y una pileta sin canilla, todo tapado por una puerta media rota. La cerveza me costó $5 y media hora de soportar tonadas extrañas y charlas pelotudas, además de una repetición del partido contra Holanda en dos televisores. Tomé la mitad de la botella y me fui a la vuelta, a un bar en la Ituzaingó.

-Como andás Bartender ¿Querés tomar algo?
-Un fernet no me vendría mal, pero dame del Branca que tenés escondido y no del que hay en la barra porque se que lo cortás miti miti con Porta.

Preparó el vaso, me lo cobró $3 ¿No lo había invitado? y puso un tema de Jaime Ross en mi honor, lo que en ese bar es más raro que escuchar el Concierto de Brandemburgo tocado por la Mona Jiménez.
Como eran ya las 5 de la mañana y en ningún bar me iban a vender me fui al de siempre no sin antes pensar "Que boludo, la noche que estoy de franco voy de cliente"
Me tomé una Brahma con el barman de tenebroso apodo y partí a mi estoica espera del E4.
La noche pasó sin pena ni gloria.

Ahora, después de escribir este post, me voy a abrir. El viernes suele ser el día con más gente pero por suerte van muchos amigos y conocidos. Además hoy me voy a dar un lujito; cuando no quede nadie voy a poner un CD de Camarón de la Isla que guardo celosamente en el bolsillo de mi mochila.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Camarón, eso sí. Pero sigue siendo malo serle infiel al bar.

El Bartender dijo...

Encima yo traingo Camarón justo cuando vos no venís