Hoy es miércoles de nuevo, ya pasó una semana del lío. Argentina no jugó y son pocos los que piensan que el viernes va a ganar. Quizá sea eso o el frio, no se. Pero la cosa es que acabo de pasar por el bar y está vacío.
Un par de parejas se besan al fondo, cuatro motoqueros estacionaron sus inmensas motos en la puerta y toman una cerveza cada uno, del pico, como debe ser según ellos, quizá eso les da un aire de mayor virilidad (pensarán eso o lo harán de giles nomás).
Me siento en la barra y pido una cerveza Stella Artois chiquita, mi compañero la destapa y la pone frente a mi -No, dame un vaso o me viste cara de cavernícola- le digo en un volumen más alto de lo normal, para que los motoqueros escuchen.
Me la tomo rápido, me fumo un cigarrillo negro que le pido a la chica del kiosco (afuera, claro) y subo a acomodar las mesas, contar las cervezas que hay en la heladera y dejar todo listo; a las doce tengo que abrir.
Antes me voy y me saco la mufa de tener que volver a empezar otra semana de trabajo a contramano de la naturaleza: de miercoles a domingo, de doce de la noche a ocho de la mañana, con un montón de borrachos y con minas que vienen a hacerse las lindas para que les regale una cerveza. ¿Como me la saco a la mufa? Escribiendo esto.
Mañana les cuento como me fue.
28 junio 2006
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