La noche venía tranquila. Con el Yaya, el Ebanista, el Kiosquero de la Otra Cuadra y el Rial de San Vicente apoyados en mi barra no había forma de aburrirse y además la plebe parecía tranquila. Nos dedicábamos a sacar conclusiones sobre algunos clientes:
-Che Ebanista, fijate el otario ese que entró, es igual a Marciano Cantero.- Digo provocando la carcajada de mis contertulios.
-¡¡¡Uhhhh, mirá el gato ese que entró!!! Está para partirla en ocho. ¿Cuanto le habrá costado al negro feo ese? Porque para andar con esa mina seguro que pagó.- Sentencia y recibe la unánime aprobación El Rial de San Vicente.
Y así continuó la serie de comentarios:
-¡¡¡Ese mono recién se baja del árbol!!!-
-¡¡¡Que cara de cornudo que tiene ese!!!-
-Che, dejá de hacerlo trabajar a Miguel aprovechándote de su borrachera-
Una noche más en definitiva.
Hasta que en un momento suben un grupo de 5 mugrientos autotitulados artesanos, título al que acceden por vender baratijas compradas en un mayorista, pedir descuento y no bañarse más de una vez al mes. A los tres 3 varones los conozco de vista, a las mujeres no.
Se sientan en una mesa y una de ellas pone algo en el piso, bajo la mesa; acostumbrado a que anden siempre con sus bártulos a cuestas me imagino que es una mochila hasta que el Ebanista me advierte:
-Che Mati, esa hija de puta lo que tiene en el piso es un bebé-
Voy a la mesa y le digo que se vayan poniendo como excusa que la municipalidad clausuraría el bar si hay un menor dentro. Los varones me miran como aprobando la orden salvo uno que es controlado por El Arzobispo*.
La hembra de la especie homo sapiens sapiens (mujer, madre o cualquier cosa parecida le queda demasiado grande) me contesta que no, que toma un par de cervezas más y se va. Está evidentemente alterada por alguna de las drogas baratas y de pésima calidad que queman los cerebros de esta clase de entes.
Luego de insistir y de que la propia gente que estaba con ella admitiera que la mina estaba totalmente pasada de drogas y que era una locura que esté allí con el bebé logré que se fuera.
Los tres varones se quedaron
-Si negro, yo el día que tenga hijos no los voy a llevar tan chicos a los bares- Sentenció uno de ellos confirmándome que este mundo está evidentemente perdido.
*Personaje que será presentado en breve mediante algún mediocre post
11 junio 2007
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
5 comentarios:
Sí que va a sonar fascio, pero aprovechando las drogas y el alcohol que la mujer tenía encima, tendrían que haberle sacado la canastita debajo de la mesa. El problema era quién se quedaba con el pibe.
Ejemmm fue fácil de convencer, llegó a la mitad y ya está de vuelta en el bar virtual...
Se ve que la peli no estuvo mal para usted, el problema es que en este tipo de gente uno corrobora que no es improbable que el futuro sea como se cuenta en esa comedia.
Qué bueno que volvió este blog.
ay que matarlos
Tanto leer y no puedo saber donde queda el bar para poder ir a tomar unos tragos.
la verdad? me quedé sin palabras...
(para consolar mi con mi penoso pensamiento sobre el mundo, voy a pensar que se trata sólo de FICCIÓN)
Publicar un comentario